O Viso estará siempre ligado al recuerdo de la primera actuación en público de mis hijos con Queixumes, mejor dicho con Sons do Miño. Los trajes todavía eran de los que se alquilaban y en los que predominaba el rojo. Y el frío de diciembre se dejaba sentir.
El pasado fin de semana los niños y niñas de Sons y Ardelle volvieron a la cita y para alguno era también su primera actuación.
Aún predomina el refajo rojo y el chaleco negro, aún se nota en la mirada de los padres lo orgullosos que están de sus hijos, aún se sigue teniendo el apoyo incondicional de muchos abuelos, aún se intentan hacer fotos imposibles casi sin luz, aún sigue haciendo frio en O Viso.
Pero sobre todo: aun se sigue haciendo ILUSION, porque eso es lo que hicieron las dos niñas mas pequeñas de todo el colectivo: ilusión en sus padres por verlas bailar y esperanza en otros, como yo, que vemos que nuestra cultura y nuestras costumbres están presentes en los más cativos.
Esto es lo que llegan a transmitir estos niños y niñas que no llevan más de tres meses ensayando y que compartieron actuación con otros componentes que ya han actuado ante cientos de personas a lo largo de toda Europa. Esta es otra de las características que hacen de este grupo de personas lo es y lo que representa.
Y habiendo estado en O Viso no puedo menos que nombrar a la persona que desde la primera actuación de mis hijos en público no ha faltado nunca a esta cita... salvo este año: José Álvarez. “Josiño”, ten por seguro que Queixumes no te olvida.
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