viernes, 16 de marzo de 2012

MATURIDADE



Son las nueve de la tarde de una noche cualquiera y una lluvia de versos distintos empapando el aire y modelando un río de metáforas, imágenes, silencios.

La palabra dicha en simbiosis perfecta con sonidos arrancados a una guitarra.

El verbo fluye entre hipérboles y epítetos esculpiendo aplausos de los presentes, proyectando emociones en lágrimas escondidas. Labrando jardines de recuerdos olvidados, casí perdidos. Despertando sueños  alcanzados y anhelos  conseguidos.

La realidad confundida se detiene por la mágica magia de una tos inesperada y  acomoda a reflexionar sobre lo oído.

Y la prosa trabajando anáforas para ser verso y el verso, de la estrofa rebelándose para ser prosa.

Música y verso y prosa y sinalefas y rimas en asonante y  en consonante y sensaciones íntimas e inquietas henchidas de la paz de la libertad de los pensamientos.

Guitarra y palabra cogidas de la mano   como si fueran amantes rezumando vida vivida.

Rayos de lucha y esperanza conformando la catedral más grande en el firmamento infinito de las infinitas estrellas de una noche cualquiera... a las nueve de la tarde.

  Maturidade... solo así lo entenderás.




Gracias Celsa, gracias Eliaz.

P.D. Pido comprensión a Queixummes dos Pinos por no referirme a ellos en  esta entrada, pero tenía una deuda con mi conciencia y admiracion hacia Celsa Barja a la que conocí personalmente el día del recital.


lunes, 5 de marzo de 2012

CHISPIÑOS


 
No quiero hacer de menos al director de Queixumes, bien sabe lo que pienso  de lo que sería este grupo de personas que  de una u otra forma estamos implicados en este viaje folclórico, si él no lo comandara.
                Pero hoy quiero que veáis el resultado de  lo que llevamos de curso en los más peques de la Escuela de Queixumes; no están todos, la salud de estos pequeñines es inestable y a veces la fiebre, la tos, una indisposición, merma el número de los que tienen que actuar.
                Puedo asegurar que para ellas es como un juego y jugando es como  lo aprenden. Por el agujero de la cerradura, ya sé que no está bien, les veo  de vez en cuando y realmente es para estar orgullosos  con ellas y por supuesto con su profesor que no es el típico "profe" sino Heber que es así  como le llaman todas: por su nombre. Y este el  resultado: bailan, cantan y  lo hacen estupendamente.
                Por eso, Sr. Director, en esto de los Chispiños le toca lo que a mí:  disfrutar viéndolos,  que no es poco.

                Ahí las tienes, Jose, para que presumas.