miércoles, 30 de diciembre de 2015

LOS REYES DEL BELÉN



Como era natural nos escondieron aunque disfrutábamos de una posición ideal para ver sin ser vistos.
Oímos a alguien que daba la bienvenida y nos asomamos un poco para ver qué pasaba. Había mucha gente y todo estaba en una penumbra que se iluminaba por momentos en espacios determinados y donde transcurría lo que una voz, alumbrada por un candil, iba narrando a la sombra de un respetuoso silencio.
Un  rayo de luz pintó de dulzura el rostro de María y de nuevo el silencio dejó pasar canciones de ángeles alabando su nombre, ensalzando su vida y la vida del que llevará  dentro. Excelsa Ave María para excelsa Madre del Salvador.


Isabel, jubilosa, recibe a María en su casa por un tiempo, luego vuelve a su casa y cuenta a José lo sucedido. El arcángel hablando en sueños con él para que gane la guerra que  mantiene con sus   tribulaciones  ante la venida del que va a nacer y que llamará Jesús y la peregrinación de posada en posada para acabar en un establo en brazos de un silencio que unos pastorcillos quiebran cantando villancicos y llevando presentes al niño que ha nacido, guiados por el ángel que les ha llevado la buena nueva.


¡Ha nacido un Rey! Era la noticia en todo Jerusalén. Desde muy lejos desde donde  los ojos no llegan a ver, tres reyes se pusieron en camino siguiendo una estrella que les guiaba bajo el silencio de la noche y la ardiente soledad del desierto. Con pajes que llevaban regalos llegaron a un castillo digno de un gran rey y preguntaron por el rey de los judíos recién nacido. No era merecedor de ser rey  el Herodes que les recibió aunque tuviera un castillo tan grande.


 Continuaron con su camino y la estrella del silencio de la noche del desierto se posó encima del  establo donde yacía el Rey en un pesebre de colchón de pajas y los pajes le entregaron sus regalos y los reyes le ofrecieron sus presentes. Oro. Incienso. Mirra.

Ya faltaba poco para que nosotros fuéramos los reyes del Belén.
Se acercaron al portal todos los intervinientes en la representación y un coro llenó de panxoliñas toda la sala mientras disimuladamente los Reyes Magos nos cogieron en sus manos. Las fotos, los agradecimientos a todos los colaboradores y público que acudió y…



…Melchor el más inquieto ya no podía más y cogió un puñado y nos lanzó hacia  niños expectantes y
nerviosos llenos de ilusión, papás y mamás y abuelos y abuelas no dejaron pasar la oportunidad de hacerse con alguno de nosotros. Gaspar nos repartió entre los pastorcillos y demás protagonistas del cuento. Baltasar, como siempre, el preferido; y se cumplía en él el dicho aquel del caramelo a la puerta de un colegio, desaparecíamos de sus manos como por arte de magia. La inocencia y la ilusión de rostros infantiles y no tanto, reflejaban alegría, satisfacción. Y nosotros con nuestras ropas por el suelo endulzando un poco más estas fiestas.

Y esta es la historia, amigos. De todas formas os tengo que decir algo. Hay muy poquitas cosas más preciosas que la cara de un niño contento y feliz   y unos papás viéndolos así.  Por eso no pude reprimir una lágrima de caramelo emocionado cuando  lo vi.

Si os apetece, pincha aquí , y verás un pase de fotos.

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