Pero
vamos con la cena. Yo recuerdo también las de mi juventud. Nos
juntábamos los amigos porque las amigas estaban escasas, solo
teníamos de fin de semana y eso el que las tenía que otros nos
hartábamos de buscar y nunca pescábamos nada. ¡¡¡ Cuántas cenas
celebrábamos ¡¡¡ (sin amigas y no por ser machistas que conste)
casi todos los años una; la última cena la llamábamos, supongo
que porque siempre caía el 31 de diciembre.
Eso sí
lo pasábamos “pipa”. Lo que mejor funcionaba era la logística:
lo nuestro era cena porque lo que queríamos era cenar no comer,
aunque siempre estaba el gracioso de turno que desde el punto de la
mañana no paraba con la guasá ahora la llamáis WhatsApp , creo:
“que ganas tengo de comer cena”.
La
infraestructura no puedo dejar de comentarla. No teníamos internet
, pero no nos hacía falta. La gente que era más grande que
nosotros, bueno era más grande y más mayor, era mejor que el
google (gugle para los no puestos), eso sí era navegar en una nube:
Ibas a la barra de navegación, sí, sí, una barra con
reconocimiento de voz incorporado por mucho ruido de fondo que
hubiera: Llegabas a la barra del bar preguntabas,… pues por la
parrilla para hacer el churrasco, por ejemplo. ¡¡¡Una maravilla¡¡:
hasta los que estaban de espaldas a la barra soltaban “ya está el
hijo de fulano preparando una cena”. Te reconocían hasta sin verte
y hasta sabían lo que ibas a hacer. Y sin usar ninguna contraseña
ni login ni “pásguor”, además si nadie sabía lo que era eso
para qué lo queríamos?
Y lo bueno no era que te dieran una lista de todos los del pueblo que las podían tener.¡¡ Qué va ¡¡. Te aparecían en casa cuatro o cinco parrillas. Eso era servicio a domicilio y ¡¡sin haber hecho gasto ninguno¡¡. Eso era tener cobertura de media docena de rayas o más y una velocidad de descarga que… me río de las compras por “internete” de ahora.
Dentro
de esta logística también entraba el conseguir lo que íbamos a
comer, perdón, a cenar.
En
este campo teníamos suerte, nuestro operador siempre nos facturaba
la mejor oferta y nunca nos exigió permanencia,…de algo tenía que
valer que el hijo de la carnicera estuviera en la cuadrilla, ¿no?
Y
aunque cueste creerlo también, en aquellos tiempos en los que no
había teléfonos móviles ya teníamos mensajes de voz, SMS y
buzón de llamada ¡¡¡¡gratis¡¡¡¡.
En realidad estos acontecimientos se preparaban así. Mensaje de voz cuando estabas con alguno de los amigos, por ejemplo: “cuando veas a los de la panda les dices que este año como el año pasado, yo también lo diré a los que vea”. El SMS de ahora, entonces era una nota escrita a mano que podía ser así: “nos preparas dos kilos de chuletillas y otros dos de churrasco para el sábado”, ibas a dárselo a la carnicera y listo.
Alguna
diferencia sí había, sobre todo en las fotos, nosotros solo
trabajábamos analógico y en blanco y negro la mayor parte del
tiempo, hasta que alguien un día nos trajo un carrete de color que
fue todo un acontecimiento. Tampoco teníamos skipe, pero nos
contentábamos con las copias de las fotos que cuando las veías tú
solo es como si lo tuvieras.
En
fin, chicos y chicas de Queixumes sé que la cena del sábado estuvo
entretenida y lo pasasteis bien. Espero que la disfrutaseis tanto o
más que yo cuando tenía una con mis amigos.
Espero
también que los de Ardelle, Sons y mis admirados Chispiños, (que
alguno ví) se lo pasasen genial. Un saludo para tod@s vosotr@s.
Las
fotos son de las reporteras de Queixumes: Andrea y Nuria. Brixit me
comentó que se encargó de su publicación y yo me aprovecho del
trabajo de las tres y me apropio de alguna. Gracias.