As bágoas” no existian, pero manaban de los ojos, entre susurros de adioses y despedidas, cuando hombres y mujeres dejaban su tierra y marchaban a otras buscando lo que no tenían aquí.
Bágoas no existian, pero ¡¡cuantas se pueden verter!!
Las que se asoman por la emoción. Las que nos engañan sin darnos cuenta. Las que vienen por los que se marchan. Las que se escapan por los que vuelven. Las que deseamos por una ilusión. Las que están en el corazón y parten el alma. Las de dolor. Las de alegría. Las de satisfacción. Las de rabia.
Todos somos un poco emigrantes y un poco marineros o pescadores. Y los chicos y chicas de Queixumes lo saben bien:
Que en un espectáculo en el extranjero digan tu país o que nombren tu pueblo con ese acento que nos haría reir estando en él , allí nos pone un nudo en la garganta.
Que suene la gaita y que la mayoría de las personas presentes formen una especie de fila y recorran toda la cancha de un pabellón agarrados unos a otros es para emocionarse. ( y un acompañante nuestro no pudo contener las lágrimas).
Que veas un desfile y custodiando la bandera de tu tierra unos chavales y chavalas vestidos de traje regional es para empapar el pañuelo.
Que lancen vítores a tu tierra cuando estamos actuando, que la gente aplauda lo que estás haciendo es para sentirse orgulloso de lo que somos.
Cuánto se alegrarían aquellos emigrantes y aquellos pescadores cuando la más pequeñas de las cosas les recordara su tierra, su gente.
Pienso que en Queixumes tenemos suerte porque de alguna manera, en nuestros viajes, somos como embajadores de esta tierra nuestra en la que por fin existen “bágoas” y todo lo que ellas significan .
Y como no, sería injusto no hacer referencia al espectáculo del domingo dìa 13. Seguro que más de uno achacó los ojos “hidratados” al humo del escenario. Que no os engañen: se vieron representados en los bailes y les vinieron recuerdos de su vida.
Ayer, sin daros cuenta, representastéis, mejor, bailastéis todos y cada uno de los momentos que ellos han vivido. Que nosotros, como padres, vivimos.
¿Os han contado como “ligaban”?. Mahía. Tal cual. Elegías a la chica la invitabas a bailar. A veces decían sí, a veces decían ¡no!. ¡Oh, no!.Era la calabaza, no podía ser… había que insistir. Y cuando lo conseguías y te pasabas un poco (eso es lo que decían ellas). ¡ZAS!. Menuda torta.
Era una hazaña que te pusieran las manos en los hombros como en Verdegaio, y no os digo nada, cuando la relación ya había asentado y la cosecha de calabazas se reducía a cero, ¡ya se podía pasar la mano por la cintura!
En las verbenas cuando se estaba bailando, al vocalista se le ocurría lo del “cambio de pareja”. (Mariñana). Aquello era la ruleta rusa te podía tocar cualquiera tanto a hombres como a mujeres y claro está, los que ofrecían cambio eran los/las que no estaban conformes con la que tenían.
También con Vellos de Lobeira recordamos momentos de dolor y de tristeza y muchas veces de olvido. Y qué decir de Fontes, es que era así, si querías baliar y llovía había que taparse y ¿qué mejor que un paraguas?.
La diversión la ponía lo alegre y lo rápido como dejaron patente las jotas.
Sí chavales, en el escenario moldeastéis muchos recuerdos y muchos sentimientos. Y estoy seguro que también mucho futuro.
Pero aún faltaba algo: la emoción apareció de nuevo con la compañía de los dos componentes lesionados (que os recuperéis pronto, vuestra presencia es necesaria), que sabiendo que no iban a bailar se acercaron a ver a sus compañeros y compañeras hacerlo.
Bravo por los bravos embajadores de OURENSE por todo en mundo.
Muy bien explicado Javier,solo los que fuimos emigrantes o hijos de emigrantes sabemos las lagrimas y alegria al mismo tiempo que se siente cuando lejos de tu tierra sientes algo que nos recuerde a España ypara que decir si es de nuestra GALICIA eso ya no son lagrimas,son verdaderos rios de agua y lo se por esperiencia propia.Que facil se ve cuando no se vivio esa triste experiencia.
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