Cuaderno de bitácora de la nave interestelar Q3D2P1
En el año estelar 25012011, en el planeta habitado T3RR4 del sistema solar 8OL, seres de alguna galaxia perdida en el espacio perfectamente formados y que portaban armas desconocidas en esta parte del universo, precedidos de naves de cuatro ruedas que incesantemente lanzaban rayos intergalácticos de colores, rayos cósmicos y catódicos (algún que otro cómico), ¡¡rayos y centellas!!. Tomaron las calles de de la ciudad de las aguas calientes. Más concretamente su arterial principal: la calle del Paseo.
Los más diminutos llevaban cogido de su extremos una especie de rayo minimal que se doblaba sin dificultad, siguiéndoles, un conjunto de seres de la misma especie que en extraña formación, no sé si de ataque o de defensa, formaban una circunferencia alrededor de un artilugio que portaba uno de ellos y del que salían finos chorros de luz óptica multicolor y que cogían sin ningún temor los que conformaban el círculo. A su lado otros llevaban en sus manos artefactos de madera y metal que golpeándolos con sus manos hacían sonar de manera rítmica y acompasada con los de otros que venían detrás de ellos.
Estos últimos eran de lo más variopinto. Tres de ellos con sendos dispositivos cilíndricos que golpeaban con una especie de mazo, el mas voluminoso, y con dos estilizados palitos los más pequeños; junto a estos, por último, el mecanismo más sofisticado: un artefacto-artilugio con tres o cuatro apéndices, cada uno con funciones distintas, el mas largo enfocando al cielo haciendo haciendo de antena, a otro lo cogían con la boca y parece que soplaban por él lo que hacía que el artefacto se hinchase; un tercero, con perforaciones en toda su extensión, ponían sus dedos y con una velocidad inusitada nacían de él agudas ondas sonoras que destacaban sobre otras mas graves.
A veces lanzaban gritos como invocando a sus dioses y que sonaban a cánticos de guerra.
Extraña civilización y posiblemente poderosa por lo sofisticado y complejo del arsenal exhibido
Por delante nuestras fuerzas: una escuadrilla de clones con su armamento en perfecto estado, unos guardianes de la zona oscura supervisándolo todo, una princesa biónica y su ayudante.
Lo hicieron: lo fantástico se fundió con nuestra tradición como si de uno de los planetas exóticos de La Guerra de las Galaxias se tratase.
Cuando Georges Lucas se fue a la Plaza de España de Sevilla a rodar unas escenas para una de las películas, sin duda, no paso por Ourense; de lo contrario, hubiera rodado aquí.
QUEIXUMES. QUE LA FUERZA OS ACOMPAÑE