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| LOS MUSICOS |
No, no me he olvidado de vosotros. Imposible. Y menos después de las dos extraordinarias actuaciones en estos últimos días.
Los años, mis años, hacen que las
cosas se vean desde varios ángulos
distintos y en alguno de ellos la
emotividad puede con la cordura. ¡Ya
está aquí la batallita!, seguro que estáis pensando, pero no es así aunque sí
os voy a contar una en tres capítulos
cortitos.
1º Orgullo.
Así es. Orgullo. Se siente
orgullo. Y es para sentirse orgulloso de todos vosotros: de los que
tocáis, de los que bailáis, de los que
cantáis, de los que participáis y os entregáis, de los que estáis detrás del
escenario, de los que acompañáis, de los
que preparáis el material y el vestuario, de los que hacéis las fotos, de los
que montáis las luces y ajustáis el sonido, de los que conducís el bus, de
todos… de todos. Sí amigos, es para
sentirse orgulloso de todos vosotros.
2º Satisfacción.
Esta es mi propia historia, es mi
capítulo. Llevo ya unos años con vosotros. Empecé a conoceros en Sons y veía a
los de Queixumes como los mayores. Les vi bailar por primera vez en el
Auditorio: impresionante (aún hay algún componente de aquellos días). Os he acompañado en algún
viaje por ahí. Ya son muchas las actuaciones en las que os he visto:
pasacalles, desfiles, festivales, conmemoraciones, actos religiosos y un sin
fin más. Os he visto interpretar nuestra
cultura en calles, plazas, auditorios, teatros, iglesias, estadios. Os he visto
recoger premios, condecoraciones, diplomas, regalos. Hasta en una ocasión
vitorearon el nombre del director cuando terminasteis de bailar una danza.
Puedo deciros que en todas las ocasiones
era para estar
orgulloso y lleno de satisfacción gracias a vosotros.
3º Emoción
Se pone un nudo en la garganta con
la diagonal de Xota de José. Valdoferreiro pone los pelos de punta. Miño hace
recorrer un escalofrío por la espalda por sí sola con sus constantes cambios de
ritmo. Areal, mi amada Areal, con la que más me cuesta disimular la emoción...y Folgoso y Xuvencos y Labregos
y Caritel y... y...todos, todos los bailes despiertan una emoción una sensación
única: alegría, recogimiento, risa, regocijo, diversión, jolgorio. Y esa emoción la dibujáis vosotros la pintáis
vosotros. Tocando, cantando y bailando.
Por eso, y aunque posiblemente os
parezca una tontería, no os imagináis lo
que se llega a sentir cuando se tiene la
oportunidad de de decir "...dos de los que bailan son hijos mios...".
Como padre para emocionarse, para estar
lleno de satisfacción y para sentirse orgulloso de poder decirlo. Y todo esto ¡¡¡¡ lo hacéis
vosotros !!!
Seguro que se podían
poner más capítulos en esta historia. Os animo a que cada uno pongáis el
vuestro.
Los videos dan
muestra de lo que os digo.
